Tras
un paréntesis de cuatro días en los que, tras asistir en Mérida dentro de la
programación de Teatro Clásico a la obra de Aristófanes, La guerra de las mujeres (Lisístrata), en la que Estrella Morente,
en el papel de la revolucionaria pacifista, secundada por Aida Gómez, Antonio
Canales y un buen conjunto de bailarines, músicos y cantaores, realiza una
actuación excepcional en el escenario igualmente excepcional del Teatro Romano,
visité en Portugal el pueblo fronterizo de Elba. Allí, aunque disfruté
contemplando los numerosos vestigios que conserva de su pasado histórico,
también pude comprobar lo difícil que resulta entender el portugués cuando tu
interlocutor habla deprisa.
Menos
mal que no tengo intención de viajar a países que posean idiomas aún mas ajenos
a los sonidos que me son familiares.
Así
que de nuevo en el pueblo manchego con cuyos vecinos me entiendo a la
perfección, continúo comentando algunos de los libros que he leído durante el
mes de agosto. Hoy destacaré dos. El más antiguo, la edición que poseo es de
1984, se titula Una pareja de escritores
y contiene cuatro relatos escritos por Raymond
Chandler (1896-1959). El primero de estos relatos habla precisamente de Una pareja de escritores.
Raymond Chandler, al que hasta ahora conocía como autor de novelas
policiacas protagonizadas por el detective Philip Marlowe, introduce en estas
historias la angustia existencial, el asesinato y el misterio consiguiendo,
como maestro que es en la creación de ambientes y personajes extraños y
atormentados, que el lector se pregunte por el destino de cada uno de ellos y
no pueda evitar un escalofrío en el trascurso de tan desasosegante lectura.

En
la didáctica presentación del libro, Muñoz
Puelles se refiere a lo que denomina “literatura de fantasmas”, poniendo de
manifiesto su importancia a lo largo de todas las épocas y citando multitud de
autores que la han cultivado, por ejemplo: E.
T. Hoffmann, Allan Poe, Charles Dickens, Óscar Wilde, Henry James,
etc.
Fantasmas y aparecidos es un libro que puede resultar interesante para
acercar a los jóvenes a los grandes de las letras españolas a través de la
literatura de terror. Recuerdo una experiencia con mis alumnos que llamamos
Leyendas a la luz de una vela y consistía en inventar historias similares a las
que presenta Fantasmas y aparecidos.
A pesar de que entonces sólo nos basamos en las Leyendas de Gustavo Adolfo
Bécquer, la experiencia resultó un éxito. Todavía no eran tan populares
como lo son en la actualidad las truculentas películas de zombis.