Si no
profundizamos en el título del libro que hoy traigo a Opticks, es decir, si
conocedores del tema que desarrolla en su interior, no le damos vueltas
intentando buscar mensajes ocultos, podríamos calificarlo de PARADOJA, ya que
el libro se llama Flores de verano y
trata de la destrucción de Hiroshima por la primera bomba atómica lanzada en la
historia.
El
autor de Flores de verano es Tamiki Hara, un escritor japonés nacido
en Hiroshima, ciudad donde se hallaba el día 6 de agosto de 1945 cuando, a las
8 y quince minutos estalló la bomba que mató de forma instantánea a unas
140.000 personas, entre ellas algunos de sus familiares.
Esa
traumática experiencia la recoge Tamiki Hara en Flores de verano que da
nombre al libro, aunque en él encontramos otros dos relatos del escritor
relacionados con la ciudad: Preludio a
la aniquilación y De las ruinas.
La
obra, de poco más de ciento treinta páginas, incluye también una interesante
introducción escrita por Fernando
Cordobés, un conjunto de fotografías de Hiroshima después del bombardeo y
hasta un mapa que reproduce a doble página el territorio que abarcaba.
Tamiki Hara,
de personalidad sensible y tímida, pertenecía
a una familia numerosa visitada con frecuencia por la muerte. Quizá ese hecho
contribuyó a que se convirtiese en un joven introvertido y antisocial que tenía
como refugio la Literatura y se comunicaba con los demás a través de su esposa,
con la que estuvo casado once años hasta que murió de tuberculosis en 1944.
Esta
nueva muerte hizo que Tamiki Hara regresase
a la casa familiar en Hiroshima, lo que describe en Preludio a la aniquilación.
La
destrucción que provocaban los bombardeos del ejército norteamericano, el
alistamiento y entrenamiento forzoso de muchos jóvenes, entre ellos él mismo;
la evacuación de niños y niñas a lugares seguros, las sirenas que avisaban de
la llegada de aviones enemigos, la adaptación de los habitantes de la ciudad a
las restricciones y problemas que trae consigo la guerra…Todo lo narra Tamiki Hara de tal manera, que podemos
contemplar lo que ocurre y pasear a su lado por los lugares en los que había
transcurrido su infancia.
Sin
esperarlo y sin tan siquiera saber qué estaba sucediendo, cae sobre los
habitantes de Hiroshima la primera bomba nuclear de la historia. Tamiki Hara es testigo de todo y su
narración en el capítulo titulado Flores
de verano constituye un documento estremecedor de enorme valía, tanto
histórica como literaria.
El
terror más absoluto se apodera de los supervivientes, que huyen despavoridos en
la oscuridad sobrevenida, entre ruinas humeantes o tremendos incendios. Las
heridas causadas por la bomba no se parecen a nada conocido. El escritor no
ahorra detalles escalofriantes de esas heridas y de las lesiones, igualmente
impactantes, que provoca la radiactividad.
Como
su nombre indica, De las ruinas
presenta el intento de los afectados por seguir viviendo, cuando todo a su
alrededor es una ruina y el aire está lleno de algo desconocido que hace
enfermar y morir a la gente entre terribles sufrimientos. La búsqueda de seres
queridos entre cadáveres putrefactos, los gemidos de los agonizantes, la masiva
incineración de los muertos, el hambre, la desesperación, el final de la guerra
que nada significa para los pocos que han sobrevivido.
Tamiki Hara sobrevivió
al horror de esos días. Su testimonio debiera ser lectura obligatoria para
todos aquellos que ponen la confianza en las armas y las finanzas en los
beneficios que obtienen con su fabricación. En ambos casos, temo sería inútil.
Como también fue
inútil para Tamiki Hara intentar exorcizar
fantasmas y recuerdos aprovechando su pasión por la Literatura. Al poco tiempo
de publicar El país que mi corazón desea
se suicidó. Fue un 13 de marzo de 1951, tenía 45 años.