
Al contrario que las obras que he leído de sus compatriotas, Juan Gabriel Vásquez no se centra en la suya en el narcotráfico en sí. El protagonista, Antonio Yammara, joven abogado y profesor universitario en Bogotá, cuenta la historia en primera persona, cuando ya la terrible plaga que asoló su país y provocó miles de muertos parece ir quedando poco a poco atrás. Así que el abogado y profesor lleva una vida confortable, en la que no se plantea más hazañas que dar clase y pasarlo bien.
Ésa es la diferencia que encuentro respecto a otros relatos, podríamos decir que de tono épico, desgarrado o de denuncia. Antonio Yammara es una persona corriente que aspira a seguir siéndolo, en compañía de una alumna a la que ha dejado embarazada y de la hijita que están a punto de tener.
Pero las secuelas del tiempo de terror que vivió Colombia se hallan también en él y todo aflora a raíz del asesinato de Ricardo Laverde, un hombre de mediana edad al que Antonio conoció en un billar y con el que acostumbraba a jugar algunas partidas de vez en cuando. El pasado de Ricardo es oscuro, se dice que estuvo en la cárcel, pero sin detallar los motivos del encierro; ahora espera a su mujer, a la que no ha visto en muchos años y está próxima a volver de Estados Unidos.
La muerte de Ricardo Laverde afecta de lleno a Antonio Yammara y le impulsa a investigar la biografía del asesinado, en busca de un remedio para sus propios miedos.
Porque ése es otro aspecto que creo trata certeramente el libro: el miedo. Un miedo que puede parecer exagerado o, incluso, irracional y que, sin embargo, teniendo en cuenta el terror vivido durante años por los colombianos, resulta lógica su presencia, de manera directa o agazapado en el subconsciente, en personas alejadas en apariencia del foco que infectó a la nación, como el protagonista del libro El ruido de las cosas al caer, tan bien escrito por Juan Gabriel Vásquez.
No hay comentarios:
Publicar un comentario